divendres, 30 de desembre del 2011
Orange Country
dilluns, 19 de setembre del 2011
Diumenge al vespre
dissabte, 27 d’agost del 2011
Embussos
Traffic Jam: the tunnel from Josep M. Comelles on Vimeo.
He viscut embussos a les carreteres des que tinc memòria, a finals dels cinquanta. No puc oblidar els de la N-II de Badalona a Mataró abans de l'autopista ni un de monstruós de Mollerussa a Martorell per la N-II un Dilluns de Pasqua. Avui tenen fama i prestigi el permanent de la N-340 de Creixell a Coma-ruga i els de la AP-7 entre Tarragona i Martorell. Però n'hi ha d'altres i ni Mesta ni el Statens Vegvesen norueg (els organisme de gestió de les carreteres a Noruega) han estat capaços de resoldre. O potser, formen part del paisatge que volem veure quan viatgem a Nordkapp per la E69
Inmigrantes
Inmigrants from Josep M. Comelles on Vimeo.
Con los años, la geografía lapona se nos ha hecho pequeña. Creo que hemos recoorido todo lo recorrible pero quedan rincones que merecen la pena. Un año fue Sorøya, este fue, algo mas al Sur Vannøya, una isla al Norte de Tromso.
En nuestros periplos por la naturaleza desierta los bichos de pelo, escamas y pluma - otra cosa son los mosquitos -, acaban siendo compañeros de nuestros andares solitarios. Como en ocasiones pueden parecerse a los humanos, les podemos ofrecer un espacio en nuestras observaciones.
Los procesos de globalización económica han dado lugar, también en el Norte a migraciones internacionales. En los puertos pesqueros y en las factorias, latinoamericanos, tamiles, urdus se han añadido a las tradicionales poblaciones escandinavas, same, kven o pomor. Ver una chica con velo mas alla del Circulo Polar no es algo insólito, sino frecuente. Los cambios economicos en la industria local, la pesca especialmente, han motivado la creación de pequeñas y medianas empresas que comercializan pescado con alta plusvalia: bacalao salado, delicatessen, etc... al margen de las grandes multinacionales de la congelacion. De ahi el contratar inmigrantes para las dotaciones de los buques, a mujeres para las labores de preparado del pescado o, como en el Sur, destinadas a cubrir servicios familiares.
Pero no solo eso. Avestruces desde Africa o camelidos desde los Andes han cruzado los oceanos y se han instalado en el Artico.
dimarts, 16 d’agost del 2011
El mercadillo (2): Stortorget
Stortorget, Tromsö 2011 from Josep M. Comelles on Vimeo.
Los mercados ambulantes, las plazas de mercado me fascinan desde hace años. Les he sido fiel desde que empecé mis andanzas viajeras hace cuarenta y tantos años. Cambian pero no tanto, espacios de paz, de relación, de civilidad, de miradas mas o menos indiscretas como las de la cámara-ojo. Tromsö fue siempre puerto de comercio y mercado. Por eso tiene algo de Sur, algo...
Turistas en el puerto, perplejos
Sigthseeing from Josep M. Comelles on Vimeo.
Honningsvåg no es precisamente Atenas. Desde su fundación como ciudad a mediados del XIX ha sido pueblo pesquero, que vivía de vender el pescado seco (stockfish) o el bacalao a los pobres del Sur. A España, a Portugal, a Italia. Allá en el Sur el bacalao seco y el arenque en salazón (el guardiacivil en el lenguaje coloquial) fueron, me recordó siempre mi abuela "la carne del pobre", la de la clase obrera. Pobres vendiendo a
pobres, temblando durante las crisis del Sur: la Guerra española, la II Guerra Mundial. Los ricos no iban a Honninsgvåg. Los cruceros de lujo de antes de la Guerra, fondeaban al Norte de la isla, frente a Hornvik, y los cruceristas de lujo subian la escalerade piedra hasta el Cabo Norte.
El puerto de Honningsvåg desde 1893 ha sido escala del "expreso costero" (Hurtigruten). Durante un siglo eran barquitos pequeños, una suerte de ómnibus de la RENFE de antaño, con parada en todos los puertitos, llevando pasajeros, víveres y animales. Luego, a partir de la prosperidad en la Europa, Nordkapp se conviertió en una suerte de destino mítico para todos los capitanes Hatteras de agua dulce, como yo mismo, para motarras que circulan por carreteras desiertas allá donde se acaba la tierra y algunas creen contemplar la banquisa en el horizonte.
Pero eso es otra cosa, es el otro extremo de la isla, Magerøya, en este lado que mira al sur la ciudad, o el pueblo grande no tienen hoy oro aliciente especial que la llegada diaria, a primera hora de la mañana del Hurtigruten que viene de la frontera con Rusia, y a media mañana por la escala de cuatro horas del que viene de Bergen y Tromsö. Desembarcan turistas alemanes y franceses, de edad provecta que prefieren navegar en unos barcos que aun conservan algunos rasgos de los tiempos pasados. Pero también está la ciudad, o el pueblo, vaya ud. a saber, donde recalan los cruceros internacionales, espantosos artilugios marítimos, contenedores de miles de turistas.
Desde hace algunos años, los hijos y los nietos de los pobres que compraban el bacalao del Norte barato, se han hecho, o piensan que se han hecho ricos. Los antiguos pobres navegan en cruceros Renaissance style, esto es de decoración interior profundamente hortera, con ascensores dorados y escalinatas que se pierden en las nubes, donde ellas sueñan en ser cenicienta durante una semana y ello, plutócratas como los que antaño podían permitirse el lujo de bajar a tierra.
Gamvik y yo solemos ser fieles a esta ciudad, o pueblo. Tras unos días perdidos por las calas, los montes y las bahías secretas de la isla, entre pájaros, disfrutando del viento, del olor a bacalao, de la humedad del aire y del oleaje, evitando la teoría de autocaravanas que van al Cabo Norte a toda pastilla y vuelven a toda pastilla y media, las norias de autocares que descargan a la infanteria de los cruceros, nos gusta "bajar" a ver "la animación del puerto", a fer el badoc. Compras en Coop, te acercas a Nordvågen, evaluamos los cambios que han acaecido los últimos años. Esta vez la cámara ojo se fija en los que desembarcan, españoles, italianos, alemanes, franceses del los dos barcos del puerto y como erran por un no lugar, ante la sorpresa de la gaviota.
dilluns, 28 de març del 2011
El mercadillo (1) del Cabo de Gata
El Mercadillo from Josep M. Comelles on Vimeo.
Cuando menos te lo esperas recalas en un rincón de carretera sin salida. Unas cuantas camionetas cansadas , gentes del pueblos a los que ya no oprimen, al menos sobre el papel, cadenas, montan tenderetes que apenas han cambiado, o sí. Más plástico, más cartón impreso, menos caixes d'ous de maderas que no vienen de Oriente. Cualquier día de la semana, hasta mediodía. Esto era domingo, a finales de otoño, en el Sur, en el linde del desierto. El mar, un aire siempre polvoriento, colores desvaídos. Gitanos, moros, europeos del Norte en la Arizona ibérica, vecinos, domingueros de parada en parada, de fruta fresca a frutos secos, del bacalao a la ropa y tiro porque me toca.
"¡A un euro!"
"¡A tres euros!"
"¡Todo a cinco, que ya nos vamos!
A las dos tocadas, desembalar. Bolsas de plástico que la brisa arrebola pasean por el campo silencioso. El rumor de las olas. El olor del polvo. Cae la tarde.